También piqué. Estaba nervioso, había olvidado mi mochila en el autobús y llamé al primer número de la lista que Google me ofreció. En teoría era el número de objetos encontrados de la EMT. Me tuvieron seis minutos en espera y me remitieron a la EMT de otra ciudad. Cuando comprendí que me estaban robando me dio más rabia que haber perdido la mochila. Lo triste es no poder hacer nada para recuperar el dinero que me han estafado con el beneplácito de Movistar y el consentimiento de la ley (que ellos redactan, por cierto). Lección aprendida. Ahora soy un poco más cínico y un poco más pobre. A quienes se aprovechan de nuestras debilidades les deseo todo el mal que se merecen. Un saludo a todos.
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